domingo, noviembre 30, 2008

Con frío y contra el sida.


Al estilo de célula, cual filólogos, e inasequibles a la climatología adversa, desde la asociación Diversidad León se consiguió ayer concienciar un poco más a los leoneses sobre el problema del sida. El día mundial contra esta lacra se celebra mañana, pero un lunes es poco probable atraer tanto la atención como un sábado, por mucho que en este haga un frío pelón.

Debo agradecer la generosidad de los ciudadanos que pasaron por allí, gracias a la que podrán sanearse un poco las cuentas de una sociedad que no recibe ningún tipo de ayuda ni subvención oficial. Puede que los órganos de gobierno estén en crisis, pero por fortuna hay mucha gente a la que no le importa desprenderse de algún euro para un vino más y en cambio donarlo para una causa que nos afecta a todos y cada uno sin excepción. Y no es algo que tenga que ver necesariamente con la orientación sexual...

Así pues, si mañana queréis ir a vuestros respectivos curros o clases con el lacito rojo, sería un buen gesto; yo lo haría, pero el mío se lo he puesto a la ranita de la suerte que me regalaron los hermanos Amilivia, y la verdad es que me da pena quitárselo.

viernes, noviembre 28, 2008

Los viernes a... la nieve.


El título no suena muy original, cierto; pero hoy, a diferencia del lunes, sí que ha nevado con ganas. El invierno se adelanta, por tanto, este curso parece que lo del cambio climático no se está notando en demasía. Por lo demás, no tengo mucho que decir. Es una tarde triste y plúmbea, ideal para hacer unos deberes tristes y plúmbeos como los que tengo. Debo resumir un texto de Emilio Alarcos Llorac, algo así como el Maestro Yoda de los profesores de Lengua de mi facultad. Son 8 páginas, pero valen por 24. Uno de los riesgos de que medie tanto tiempo desde la Selectividad hasta proseguir la carrera es que las teorías van cambiando. Los complementos directos o indirectos de always ahora se sustituyen por palabros como aditamento, implemento y cosas así. Es lógico. Nadie inventa nada, pero al menos hay que ir cambiando algo para que así los profes puedan vender más libros y torturarnos a nosotros con ellos.
Así que, por el defecto de dejarlo para el final, esa es mi tarea ahora. Quizá luego pueda salir a la calle e imbuirme de espíritu prenavideño.

lunes, noviembre 24, 2008

Los lunes a la lluvia.


¿O a la nieve? Tal vez. A diferencia de otras carreras, nosotros solo vamos a la cafetería cuando el profesor de turno, avisando o ni siquiera, nos abandona en el aula. Aquí estamos casi todos, y yo sacando fotos con el móvil a falta de una cámara mejor. Así las cosas, solo hemos tenido una clase, que encima era la primera, ja, ja. Comenzar la semana madrugando para esto... Pero de buen rollo, eso sí. Por lo menos aquí no jugamos a Yo nunca, como cuando me matriculé de lo mismo en la Complutense.

domingo, noviembre 23, 2008

Hasta nunca, Inferno.

Supongo que este nombre no os dice nada pero... ¿Y si añado que bajo este término se travestía las noches del fin de semana la discoteca madrileña La Riviera? Ajá. Estos políticos, ya se sabe, siempre haciendo las cosas a toro pasado. Yo no me dejé la vida en el clausurado local, pero en los aledaños estuve a punto. Y todo, entre otros factores, gracias a la amable intermediación de los porteros.
Y no es que que quiera yo generalizar con ese oficio, tan mal agradecido, pero al menos esa noche me quedaron claras unas cuantas cosas; no hay mal que por bien no venga. En primer lugar, que mi deseo era regresar cuanto menos mejor a antros de ese calibre. Y mucho menos cuando celebre mi cumpleaños. Sí estoy de acuerdo en que los porteros debieran estar para garantizar la seguridad y no para amenazarla. Yo, hace una semana, me contuve para no sacar mi agresividad ante un claro ejemplo de acoso sexual en un garito decadente (que no conocía, of course). Anda que si llega a ser otro... Por fortuna, la mayoría de las personas salen a divertirse, tal y como hice yo ayer de muy buen rollo.
Lo siento por quienes fueran allí a ver conciertos, pero hasta nunca Riviera (y eso aunque vuelvan a abrirla)

viernes, noviembre 21, 2008

¡Madre mía!


Comentaba ayer que en clase estábamos analizando la Poética de Aristóteles, aplicada al argumento de Edipo Rey. Para el sabio, la poesía, y bajo este término se engloban todos los géneros literarios, tenía que ser forzosamente verosímil, aún cuando aparecieran dioses y temas míticos. Pues bien, me hubiera gustado saber qué pensaría el estagirita al ver esta película ambientada en la Grecia en que vivió; realista, pero con un argumento imposible por los cuatro costados.

Pero, ¡es un musical! La sinopsis es lo de menos. A lo largo de la historia del cine, ha habido filmes de este estilo con guiones más o menos consistentes, pero en este caso me parece más bien la excusa para engarzar canciones de un grupo archifamoso, que aquí es ABBA. A mí me ha gustado en general; ahora bien, hay que entrar a trapo en el juego que propone, y este es hortera a dolor. Es ideal para aquellas personas que no van al cine para sufrir. Cuando acaba la película, todos los personajes son tan felices que casi uno tiene que pedir perdón por no serlo. Requeriría un público cómplice, que incluso se levantara de la butaca en los momentos clave para bailar y cantar. No en vano, creo que ahora en Madrid la han reestrenado con versión karaoke. Ja, ja. Ya me imagino una sesión golfa a lo Rocky Horror Picture Show.

La película no es una tragedia griega, desde luego. Más bien una comedia de enredo, con algunos leit-motivs de culebrón. Tiene hasta su propio coro, que en este caso se forma de campesinos, viejas de anuncio de yogur y alguna que otra cabra. El paisaje desde luego es precioso, así como en general todos los aspectos técnicos: fotografía, vestuario, las coreografías y por supuesto la música. Otro aliciente es ver cómo han escogido a actores, en teoría, serios para que se desmelenen y nos salpiquen desde la pantalla con ríos de lentejuelas. A este respecto recomiendo que os quedéis hasta los créditos finales, merece la pena: allí veréis al antiguo 007, prototipo de la masculinidad más rancia, embutido en un traje que da sonrojo verlo. Y todos bajo el delirio final de la inevitable Waterloo, esa canción que fue escogida la mejor de cuantas habían pasado por Eurovisión. (Ese festival ha caído, aún más, en desgracia para mí desde que supe que Los trenes de Tozeur de Franco Batiatto se había ido de vacío)

Al final se pone en solfa hasta al propio Olimpo, y no diré a qué me recuerda esa explosión de la fuente de Afrodita para que no se me tache de obsceno. Yo recomiendo esta peli como divertimento sin complejos y, si además os gusta ABBA, pues tanto mejor. A mí sí y, a falta de haber visto el musical de Mecano, espero que dentro de un par de décadas (si es que no siguen en activo) hagan uno sobre la Oreja. Aunque, ¿qué sería más interesante? ¿Uno sobre la historia del propio grupo, o una narración ajena ambientada con sus canciones, como esta? Voto por lo primero, ja, ja.

jueves, noviembre 20, 2008

Generación Teta.

Salía hace poco en el telediario la noticia de un plan para frenar el abandono escolar en nuestro país. La ilustraban, entre otros segmentos, llevando la cámara hasta un centro de Formación Profesional. Uno de los chavales se justificaba diciendo que en esas clases había más acción, más movimiento; en resumen, mucho menos aburrido que ponerse a leer un libro en clase. Por Libia, tiene toda la razón. El matiz es que el aburrimiento es muy relativo. A él le aburriría desmenuzar el argumento de Edipo Rey, tal cual hemos hecho hoy; a mí me aburriría, aparte de que me llevo muy mal con las máquinas, hacer piezas de coche como ellos, por otro lado un negocio en bastante declive.
La ministra de Educación (esa que tiene el pelo como Zerolo; no hablaré de la ministra fashion bajo cuya malhadada competencia están las universidades) pretende que quinientos mil alumnos regresen al cole para alcanzar el carro de Europa. ¿Querrán ellos? Yo lo tengo claro, que vaya quien quiera. Pero que vaya motivado. No tiene sentido forzar a personas que luego solo van a entorpecer, por no decir otra cosa, la clase. Eso es como cuando a mí me obligaron a seguir cursando Matemáticas más allá de sumar, restar y multiplicar, que es lo único que se me ha quedado (me olvidé de dividir, pero para eso está la calculadora) Si de verdad quieren alcanzar a otros países europeos, primero que cambien la mentalidad de la nación en sí...
Pero bueno, a falta de conocimiento uno siempre puede centrarse en el exterior. Como la polvareda que ha levantado la disco Pachá en Valencia anunciando el sorteo de una operación de aumento de pecho en una fiesta. Al final lo retiraron, pero es que era publicidad engañosa. No eran 4.500 euros para poner más tetas, sino de cirugía estética en general. Y lo de poner el título de Homenaje a la mujer tampoco es muy lúcido. Yo no me considero feminista (ni machista), pero hombre, digo yo que hay mejores maneras de homenajear a la mujer que exaltando sus pechos. Quizá todo esto sea una consecuencia indirecta del éxito de Sin tetas no hay paraíso.
Por lo que a mí respecta, hago propio la variante que lanzó un escritor hace unos días: Sin letras no hay paraíso. Para tetas ya tengo yo las mías, que según me han dicho son tan grandes o más como las de algunas féminas...

martes, noviembre 18, 2008

¿Cómo te llamas? AMAIA


Al margen de este chiste privado, que solo tiene sentido desde el punto de vista fonético, diré que hoy sale a la venta el primer disco en solitario de Amaia Montero. Ahora mismo me encuentro escuchando El viaje de Coperpott, y no hay color con su primer single. No es la Oreja, desde luego. No es que quiera restar importancia a Quiero ser; es una canción pegadiza, tanto que me he sorprendido a mí mismo entonándola en falsete. Que nadie se escandalice, yo por lo menos no idolatro a Mariah Carey, como ciertas personas que he conocido...

Pero no es la Oreja. Allí componían todos, algunos más y otros menos, pero tienen un estilo característico que ella, supongo que a sabiendas, rompe al menos en este primer tema. Esos aires flamenquitos me hacen pensar en una actuación de casino, estilo Celine Dion, con la gran diva embutida en un vestido ajustado, ahora que ha perdido quince kilos. Vamos, que va camino de convertirse en una gran dama de la canción española, pero no es la Oreja, por Libia. La canción es muy bonita, sobre todo para escucharla con la parejita, tumbados en la playa... A la verita tuya... Ja, ja.

Leyendo algo de información sobre el disco, veo estupefacto que dicen que ha dedicado una canción a sus antiguos compañeros. Y no es de esperar que los ponga a parir. Como yo tampoco puedo esperar a (censurado) el disco en cuanto pueda y desatar ese lado femenino tan aletargado. ¡Nos vemos en el karaoke!
PD- Vaya foto que he escogido... ¿Es como un éxtasis de Santa Teresa o que tenía a alguien debajo?

miércoles, noviembre 12, 2008

Spam literario.


El domingo pasado, con un poco de retraso completamente justificable, terminé de repasar la tercera versión de la novela que da nombre a este blog. No se si, como ciertas teorías que salieron en clase sostienen, el autor ha muerto; pero yo tengo claro que me debo a mis lectores, por pocos que estos sean. De ese modo, envié el borrador, no definitivo pero ya más a mi gusto, a una serie de amigos, familiares y compañeros; algunos de los cuales son parte activa en el libro, je, je. Por supuesto que yo no obligo a que se me lea. Nadie perderá mi afecto por no hacerlo, y comprendo que no todos tienen la suerte de tener tanto tiempo libre como yo. Es una novela, ya no novella al itálico modo, de 237 páginas más o menos; como dije en referencia al libro virtual, no estoy acostumbrado a leer en la pantalla. Estaré dispuesto a hacer excepciones, como con esa obra de Hopewell que confío podamos ver pronto impresa. En el caso de los Abrasadores, me conformaría con varios supuestos; por ejemplo, que los que hayan leído la primera versión ojeen los nuevos capítulos (el problema es que también en los viejos hay unos cuantos cambios); que quienes entren por primera vez en el universo abrasador se miren el episodio-prólogo a ver si les ilumina lo del Glory, Glory, Aleluya; y, quienes dispongan de impresora en casa, siempre pueden sacar algo merced a la versión Borrador, esa que no gasta mucha tinta pero da un resultado óptimo. Yo, por cierto, aún no tengo ese aparato en casa, aunque quizá pueda recibirlo en los próximos meses de parte de las siempre pías manos del periódico ABC.

Y, como la iniciativa creo que sea buena, voy a repetirla en otro ámbito, de menor esfuerzo en general. Excepto, eso sí, en comprensión. Seleccionaré algunas de mis poesías, tampoco es que haya mucho donde elegir; no quiero decir que sean las mejores ni las más representativas, pero tampoco deseo cansar ahora con un corpus extenso. También me gustaría enviarlo, por probar nada se pierde, a revistas de creación poética y cultura en general, webs, incluso presentarlas a un profesor de la carrera que es el crítico de poesía del Diario de León, y ha editado un ejemplar con los poetas cazurros jóvenes más prometedores, a su juicio claro. Y que nadie lo tenga por un intento de hacer la pelota, que su asignatura no es precisamente de las difíciles...

Para celebrar el fin de esa corrección, vuelvo a colgar la foto oficial del blog. Recordaré que este verano estuvimos a punto de renovarla, pero falló la pequeña abrasadora Espe, que tenía que batallar contra los exámenes de septiembre, algo que recomiendo poco tanto a mí mismo como a quien se halle en la tesitura.

martes, noviembre 11, 2008

... Y la otra.


Ahora que he acabado al fin de revisar la novela que da título a este blog, puedo proseguir con el comentario de esa película, aunque no será tan vívido como lo hubiera sido cuatro días atrás.

Hacia rutas salvajes, mucho más preferible el original Into the wild, está basada en un libro que a su vez se inspira en hechos reales. La verdad es que resulta complejo hablar de esta historia sin mencionar su desenlace, pero lo intentaré. Chris MacCandless (o algo así) era un joven de buena familia y mejores estudios que, en un momento dado, decidió donar veinticuatro mil dólares del ala para beneficencia y salir a recorrer el país con la sola ayuda de algunos libros, entre los que curiosamente no se hallaba ninguno de Kerouac o los beatniks, y una meta obsesiva en la cabeza: llegar a Alaska para vivir cual Cromagnon, eso sí, alfabetizado.

Solo con leer eso habrá quien deduzca que estaba pirado, aunque en realidad se trata de un personaje con matices. ¿Loco, iluminado, consecuente con sus ideas, hippie, Jesucristo? O quizá suicida en potencia, conscientemente o no. Por lo que se supone del relato, en realidad el detonante de tan drástica decisión fue el enfrentamiento con unos padres cabreados entre ellos y acostumbrados al materialismo, que no quieren (o no pueden) comprenderle. De esa manera, no sería tan en plan Jack London, sino la necesidad de huir hacia un lugar en ninguna parte, una especie de descenso a los infiernos que ni siquiera los melenudos de la vieja escuela con los que se topa son capaces de entender.

La figura del protagonista posee un aura de fascinación, no en vano él sostiene el dilatado metraje del filme junto a la aparición de un buen puñado de secundarios. Quizá Sean Penn, que ya tiene buena experiencia como director, podría haberse distanciado más del mismo, y no dejarse llevar por una mirada compasiva que en el tramo final se exagera un poco. A fin de cuentas, es un personaje con claroscuros: egoísta porque poco le importa el sufrimiento que está provocando a unos familiares hacia los que ha negado el perdón; que trata de ayudar a las personas a las que se encuentra en el camino, pero luego las abandona. Como un monje budista, tal vez, rechaza el apego humano y solo busca la compañía de una naturaleza salvaje que no necesariamente está dispuesta a protegerle.

El mejor fragmento, creo yo, es poco antes del final: su encuentro con un anciano, un senex que está ya de vuelta de todo. En el momento de su despedida, pretende adoptar al joven como si fuera el nieto que nunca pudo tener. El momento, de una tristeza desoladora, resume bien el destino final que ha escogido el vagabundo. Por cierto, por ese papel Hal Holbrook estuvo nominado en la misma terna que Bardem (y en un rol que es la antítesis del suyo...)

Y, bueno, no voy a hablar de la majestuosidad de los paisajes en los que transcurre la película, que ya por sí solos recomiendan su visionado. Y, en su compañía, tenemos fragmentos sueltos del propio diario de Chris, citas literarias y canciones de Eddie Veder que jalonan este viaje iniciático. Aunque no sea perfecta, es de lo mejorcito que se pudo ver en la última edición de los Oscar, y una pena que se marchara de vacío. Esto seguro de que, ahora que ya lo tiene como actor, Sean Penn acabará uniéndose al club de gente como Clint Eastwood, Mel Gibson, Robert Redford y demás intérpretes con buen tino para la cámara. Y eso pese a ser un grano en el culo para los académicos más carcas. Tiempo al tiempo...

sábado, noviembre 08, 2008

Una de cal...

Por fortuna, la visión de una película mentalmente subdesarrollada se puede compensar con la de un drama existencialista. No dije en vano lo de mi recomendación en negativo: no veáis El gurú del buen rollo, a menos que queráis ver cómo ha decaído la comedia en Estados Unidos. Si a una como Supersalidos se la considera una obra maestra, imaginad las peores...
No es que Austin Powers fuera una maravilla, pero alcanza categoría de clásico en comparación con esta sandez absoluta. Creo que Mike Myers debería replantearse su carrera, una comedia no puede basarse en una sucesión interminable de gags sobre penes y pelotas (me hubiera gustado contar el total) En manos de otro tipo con humor menos infantil, esta peli podría haber sido una pulla brutal contra esos charlatanes que venden espiritualismo de fast-food. Aquí no, la trama es de un idiota que no se puede sostener, y encima ambientada en el mundo del hockey sobre hielo, algo que no tiene mucho auge en este país.
Ni siquiera Ben Kingsley se libra de chistes de pedos y cosas así, ¿y sabéis cómo se llama su personaje? El gurú Tócamelapinga. Oh, ja, ja, qué agudo. La culpa la tengo yo, por ver eso pese a que estaba advertido de lo mala que era. Ni siquiera voy a molestarme en buscar una foto suya. Prefiero esperar a que os hable de la siguiente película, que esa sí merece la pena y podría verla dos o tres veces, pese a su longitud: Hacia rutas salvajes, de Sean Penn.

miércoles, noviembre 05, 2008

Cumpleaños abrasador.


Aunque quede poco del día 5, no quiero pasar por alto el felicitar a la jefa de todos los Abrasadores habidos y por haber, mi prima Car. Seguro que el gobernador de Libia acompañará sus pasos allá por esas tierras sureñas a las que espero poder ir este año que viene para tomar un té moruno y seguir batiendo récords del Wii Fit.

Happy Birthday, Tis y Car forever!!

lunes, noviembre 03, 2008

Innecesario epílogo.


Como no pertenezco a ninguna secta friki, no necesito ser ortodoxo y afirmo que el episodio tercero de Star Wars, La venganza de los Sith, no solo es un gran colofón a la saga, sino la mejor y más madura película de todas. No llego a comprender, supongo que serán motivos económicos, por qué The Clone Wars se ha estrenado en cines si parece más un capítulo de TV alargado. Como sea, no es tan mala como dicen pero no aporta nada nuevo. Es innecesaria, y demasiado infantil sobre todo comparado con su predecesora.

Cada vez que intentan meter a algún personaje para atraer a los niños, hay que echarse a temblar. La padawan Ashoka Tano, que debiera llamarse Masoca, es algo menos pesada que Jar Jar Binks, pero aún así irrita lo suyo, con sus palabros como Pestosito, Erredosito, etc. ¿Y qué decir de Jabba el Hutt Jr.? Ja, ja. ¿Y el tío de Jabba? ¿Puede haber homosexuales en esa especie? El monigote de Anakin, eso sí, es mono, no tanto como el actor original. Las escenas de acción son buenas pero se echa de menos, como fondo, la música de Jhon Williams. Solo se recuperan unos pocos temas suyos, y de forma distorsionada.

Así que no hay mucho más que decir. Que se puede ver, pero que es totalmente innecesaria. Ya que Lucas no quiere hacer la tercera trilogía, espero que la próxima vez que rueden algo de esto para el cine, si es que llega ese momento, merezca la pena. Que el chicle no se puede estirar tan hasta la saciedad.

domingo, noviembre 02, 2008

Foto Latín Vulgar



Quaeso ut dicas mihi si imagines discipulorum cum magistro bene recepisti.Omnia tibi prospere procedant. Vale et salve.
(Nota- Para la traducción, se recomienda utilizar un diccionario de latín. Yo todavía estoy en ello, supongo que porque me he levantado algo espeso y de un humor lamentable. Esta es la célula filóloga, falta Santi, pero bueno, me lo sabrá perdonar. ¿No es entrañable? Podríamos hacer una especie de Latín Vulgar Musical...)

sábado, noviembre 01, 2008

Horror adolescente.



Ayer por la tarde, la cosa empezó surrealista. Estaba yo en los soportales donde la catedral, a resguardo de la lluvia, cuando un grupo de niñas pintadas, más que disfrazadas, con motivos de Halloween vinieron hacia mí. No querían hacer el típico ¿Truco o trato?, sino bailar alrededor de mí El corro de la patata. Pues menuda gilipollez, ¿es que no ven películas americanas? Supongo que las brujitas del pasado habrían bailado alrededor de un macho cabrío o un falo...


Por la noche, fuimos a un sitio llamado, valga la redundancia, El sitio. Estaba decorado con telarañas y algún bicho de goma, amén de una camarera vestida como la Bruja Mala del Oeste. Nos pusimos a jugar al Monopoly, algo que no recuerdo cuándo fue la última vez que lo hice. Era versión ciudades de España; León no aparecía, pero el escalafón más bajo correspondía a Ceuta y Melilla. Y, de hecho, esas fueron las únicas ciudades que tuve en propiedad. No os riáis, creé un imperio norteafricano con sendos hoteles, digamos el Meliá Don Pepe y el Meliá Don José, y ay de quien cayera allí sin tener patera con la que escapar. Pero bueno, bien es sabido que ese juego es interminable, así que me quedé sin saber si podría convertirme en todo un especulador y aprovecharme de las hipotecas de los otros.


Al volver a casa, decidí ver una película de terror. En mala hora, porque hay algunas series B que al menos entretienen; pero esta ni eso. El argumento era demencial: unos murciélagos, tan de goma como los del bar, que mordían a la gente y les convertían en ¿vampiros? o ¿zombis? En fin.


No se por qué, me levanté pronto y tuve una experiencia mucho más terrorífica, asistiendo a la catarata de tópicos y moralismos de High School Musical, la peli que pusieron en Cuatro, en teoría para niños. De entre los múltiples temas y subtemas que se plantean, todos desde un ámbito conservador (no en vano está rodada con el apoyo del estado de Utah), me hizo gracia el de enfrentar la educación física, el gran pilar de la educación nazi, con el mundo del arte. Claro, hay que ponerse en situación: el niñato ambiguo y maquillado, teniendo que decirles a sus compañeros del equipo de baloncesto, una versión light del San Luis Gonzaga, que se va a poner a cantar baladitas. Eso sí, al final todos tan contentos, ya sean más buenos o más malos.


Creo que Paco tiene razón, hay que encontrar a un nativo yanqui, a ser posible, para que se encargue de la traducción de El diez por ciento. Podría tener éxito allí, aunque nadie cante. Si alguien conoce a algún candidato, que me lo diga por favor. Salvando las distancias, noté algún paralelismo entre el argumento de la peli y aquel curso mío en Maristas, en el que triunfé haciendo de Julito Iglesias (y de Bill Clinton, y del guiñol de Hilario Pino...) Claro que eso tenía menos gracia, porque era play-back. La espina que se me quedó clavada fue no haber ganado también en el Trivial. Pero eso no fue culpa mía. San Marcelino Champagnat se hubiera horrorizado de haber visto cómo el nombre de ese juego era prostituido con la complacencia del hermano Salva. Y, en vez de mostrar nuestra sapiencia, quisieron que nos encestaran gominolas en la boca y paridas semejantes. Y, lo peor de todo, hacían preguntas sobre el colegio. ¡Y a mí no me tocó la de cómo se llama el profesor José Ignacio Maés Domínguez! En fin. Quizá en otra vida pueda ganar, y también mover las caderas con mi pelo recién planchado por los duendecillos mágicos.