viernes, mayo 29, 2009

Las dos amantes.

Debiera haberle cambiado el título al post de ayer, por Carmelitas School Musical, tras ver las coreografías que se montaban los niños (y los padres y las madres) Y eso que Zac Efron no estaba por allí, y os aseguro que en mi habitación tampoco. Durante toda la tarde me estuve debatiendo entre el dolor de cabeza y la necesidad de estudiar el tema previsto. Al final logré mi objetivo y aún me sobró tiempo para asistir al anticlímax final de Paquito el chocolatero, momento en el que recordé esa frase del Maestro Yoda: Derrotado he sido. Al exilio voy.
Frivolidades aparte, me gustaría rescatar el tema del que iba a hablar ayer. Dicho día me desperté pensativo (por poco no llego a clase) Pero es normal. Cuando un curso llega a su desenlace, invita a la reflexión. Y queda tan solo un mes para que el presente expire. No me importa sacrificarme ahora, que llegará el momento en que no tenga que hacerlo. El 29 de junio lo concluiremos, con el examen de la asignatura revelación del año, Tradición Clásica. Esa misma semana, salvo causas de fuerza mayor, me iré a Madrid por distraerme un poco, lo justo antes de que el calor me achicharre. Del resto del verano aún no os puedo dar pistas, porque ni yo mismo lo se. Por ahora procuremos que esté despejado, en todos los sentidos.
Tomé prestada de un compañero una personificación acerca de mi carrera. Me gustó tanto que, aprovechando la complicidad que tengo con él, me extenderé hasta convertirla en alegoría. La vestiré no de novia, sino de amante, que en eso tengo más experiencia. Una década, amigos, del noventa y nueve al cero nueve, en la que me he debatido entre dos amantes: la Filología y la Cinematografía. Por ahora resulta obvio que sale ganando la primera. El próximo curso me habré matriculado la friolera de seis veces en ella. Me explicaré, no sea que haya quien me tome por idiota. La primera vez fue en Madrid, y tras ese estreno caí rendido a los cantos de sirena de la Cinematografía. Antes que eso, incluso, mi primer año en Madrid lo pasé en una escuela llamada Septima Ars que no es universitaria pero, a diferencia de la de Ponferrada, aún sigue en pie, que yo sepa.
Han sido como dos ciclos repetidos: Madrid-León (y provincia...)-Madrid-León. Tras mi título como guionista podría haber seguido en esta ciudad para sacarme la carrera "seria", pero no me arrepiento de mis años en Madrid. Me han ayudado a crecer como persona y como artista, y eso sí que es algo que no se puede aprender estudiando. No obstante, durante esa época a lo Lazarillo del Bernesga no abandoné a mi querida Filología. Nos carteamos, por así decirlo, gracias a la UNED. En el primer intento salvé dos asignaturas, felizmente convalidadas en el presente; pero el segundo, del que apenas recuerdo nada, fue un desastre sin paliativos. Una pérdida de dinero que solo me consuela porque en aquella ocasión sí que lo estaba ganando en mi trabajo. Abandoné, casi al mismo tiempo, el emporio del triángulo verde y la carrera. Marché a Ítaca, buscando diversión, reposo y otras damas más corpóreas.
Y al final... Aquí estoy. Y el romance marcha viento en popa, a salvo de aquellos proxenetas que quieren quitarle el traje a mi amada para ponerle uno con el título de Grado o algo así. No quiero hablar de infidelidad, pero aún sigo haciendo guiños a la Cinematografía. Este año además me ha propuesto un delicioso plan con la serie Pigmalión, cuyo cuarto capítulo se estrena el lunes. Os lo volveré a recordar al menos un par de veces más...
Así que, recapitulando, tenemos 5 años de Filología vs. 4 de Cinematografía... Hum, igualada batalla. Y otros 3 de currillos y chapucillas, el cómputo total me haría parecer más viejo de lo que me siento tanto en mente como en cuerpo. Never mind! A personalidades bizarras, trayectorias bizarras. En realidad, ayer a la hora de los Choco-Krispies me vinieron otros pensamientos a la chota, pero esto es solo un blog, no un ensayo sui generis. Así que, pese a que creo merecer un descanso tras aguantar las teorías de los primeros cristianos y las diversiones de los últimos, iré a cabalgar un rato con Don Quijote y luego lo haré sobre las curvas de una tal Megan Fox (¿es posible un apellido mejor?), que un mes más ha equiparado la portada de la Fotogramas con la de la Man. Dejemos reposar a la amada hasta que el aura nos alumbre...

jueves, mayo 28, 2009

Carmelitas Remix, un año más.


Por Libia, no necesitaré poner mi iTunes: un año más, las monjas están poniendo a los niños canciones llenas de expresiones soeces. Bueno, no todas. Hace poco, por fortuna, estaban con Amaral. Y hace unos segundos con los Lunnis, ya se sabe, esos muñecajos que recibieron una denuncia por publicitar la homosexualidad (premio para el que sepa quién la puso) En fin. Estoy leyendo ahora la autobiografía de Darwin, y es muy interesante. Una de las razones de su concienzudo trabajo es que él no escogió su casa al lado de un colegio infantil, ni siquiera al lado de cualquier otra casa.

Todo esto significa:

a) Que tendré que empezar el estudio ligerito. (¿De qué otro modo si no, con La gallina turuleta u Hola Don Pepito?)

b) Que hoy quería escribir algo de cierta profundidad en el blog, pero espero que la memoria no me falle para otro momento más relajado.

c) Que no hay nada que no solucione la Fotogramas, si es que hoy ya ha salido. Quizá por joder lo haga mañana.


Aprovecho, eso sí, para felicitar a Josh Royal. Un año más, pero sigue pareciendo un adolescente el hombre. ¡Que sigas con esa energía, incluso cuando vienes a León y ves que apenas estamos cuatro gatos un tanto apagados! Feliz día, don José, ya que la canción viene a cuento.

lunes, mayo 25, 2009

Memorial Day.


Hoy se celebra el Memorial Day en Estados Unidos. Y, haciendo yo asimismo memoria, hace dos años estaba allí, volando con Paconcio desde San Francisco hasta Whasington, donde aún tendría algunos días para visitar la capital y el Smithsonian, ese que ahora es motivo central de Noche en el museo 2. ¡Bendita edad dorada, aquella en la que no tenía exámenes ni controles como el de mañana, época de vagos y maleantes, Sanchez Dragó por las noches y otros pecados nefandos! Días de... Arg. Mejor será no ponerse nostálgico o acabaré cantando a Franco Battiato (otro recuerdo imborrable de ese año)

En fin. Este año creo que no saldré más al extranjero. En cambio, procuraré ahorrar y planificar bien mi próxima salida para que sea tan especial como las anteriores. Ah, y también ver si encuentro alguna clase de acompañante que me la endulce, si es que me deja esa novia celosa que es la filología (feliz metáfora de un compañero)

Feliz tiempo del que este blog guarda memoria. Ah, Josh, no sabes cómo envidiaré tu road trip...

sábado, mayo 23, 2009

De ancianos y niños. (II)


La segunda película que he visto trata también de amor, entre niños, aunque por supuesto el elemento sexual solo queda inocentemente sugerido. En contrapartida, es un filme mucho más estimulante que el anterior; de lo mejorcito que he visto este año, si no lo mejor. Se llama Déjame entrar, título que alude a unas de las reglas, no se si escritas o no, del vampirismo.

Pensaba que después de Crepúsculo ya no tendría ganas de ver una historia amorosa entre vampiros y humanos, esta vez cambiando el sexo a los protagonistas y quitándoles tres o cuatro años. Pero esto no es la adaptación cutrilla de un fenómeno de masas; es una película independiente nórdica, una pequeña joyita que triunfó con justicia en el festival de Sitges. Un cuento de hadas malévolo que refleja el tema, mil veces visto, desde una perspectiva original, dentro del marco de una gélida Suecia, no menos que cuando yo la visité el invierno pasado. No es propiamente una historia de terror, aunque tenga destellos. Mezcla diversos elementos con fortuna: el acoso escolar, algo de humor extravagante, etc. No es de extrañar que haya recibido las alabanzas de Guillermo del Toro. Por cierto, el director mejicano va a adaptar pronto El hobbit, y en la peli sueca hay un guiño hacia ese libro, que leen en clase. Si hubieran cambiado a la profesora por un hermano marista de acento argentino, la escena bien podría haber sido un calco de mi propia experiencia.

No quiero decir mucho más, porque no tengo tiempo y porque me gustaría que la descubrierais por vosotros mismos. Y, ya que la protagoniza un niño sueco, aprovecho para felicitar a otro, mi sobrino Marcelo, en su noveno mes de existencia.

viernes, mayo 22, 2009

De ancianos y niños. (I)


El encabezamiento es un poco enigmático, como la adivinanza de la Esfinge a Edipo. Lo cierto es que me refiero a dos buenas películas de cine europeo independiente que he visto estos días, y en las cuales hay un arco de edad que abarca desde el rubito y sonrosado niño sueco hasta el canoso y arrugado anciano germano.

Comencemos por la senectud. En el séptimo cielo es un filme atípico. No es que sea el primero que hable de amores otoñales, pero yo nunca había visto uno tan explícito a este respecto. Sobre todo durante la primera media hora, en la que el triángulo protagonista se pasea en pelotas venga a cuento o no, como si nos halláramos ante una versión madura de Mentiras y Gordas. Alabo la valentía del director, que no ha querido dejarse llevar por la dictadura de la estética. Habla de sexo en la tercera edad, y lo hace sin tapujos. ¿Por qué no? Al margen de la crisis y otras catástrofes, el caso es que cada vez vivimos más y mejor, y las perspectivas que se presentan ante un anciano no tienen por qué limitarse al amodorramiento en el sofá viendo Saber vivir. Ya me gustaría a mí llegar a esa edad ya no solo con la actividad sexual que mantienen, sino con la lucidez que conservan.

Por supuesto que no es una película que yo recomendase a cualquiera. Como diríamos en Inglés: Only open-minded people, please. De otro modo: gerontófobos abstenerse (si es que existe esa palabra) Lo bueno de verla solo es que me he librado de las previsibles risitas nerviosas de los espectadores, sobre todo de aquellos con edad de ser los hijos de los protagonistas. Pero para esto sirve el cine, para reflejar todo tipo de realidades. Y además lo hace de forma positiva, vitalista. Como la anterior Corazones rebeldes, es un canto a la vida aunque, al ser un drama, como tal termine. Me pregunto si habrá tenido éxito en esas sesiones de Mayores de Cine que organiza Esperanza Aguirre en Madrid. Quizá, tras verla, algunos provectos recuperen la libido perdida y la imiten (no necesariamente en cuanto a la infidelidad...) Bueno, hay un aspecto innegable: Europa está envejeciendo, aunque me de la impresión de cada vez ver más carritos con bebés por la calle. La oferta de cine no puede reducirse solo a mamarrachadas para adolescentes, pues; y, en cuanto a la oferta madura, tampoco creo que tenga que ser todo dramas de época y películas de Garci. Hacen falta también pequeñas películas valientes como esta, que demuestren que el amor dura hasta la sepultura; y el sexo también, Viagra mediante.

Hay algo, eso sí, en lo que no admite comparación con Mentiras y gordas. De esta película hablo de oídas, porque aún no la he visto, pero me han dicho que hay relaciones entre personas del mismo sexo. A tanto no llega la audacia de esta película, pero desde aquí propongo una sinopsis: amor homoerótico en una residencia de las Hermanitas de la Caridad...

Bueno, mañana hablaré de otra historia, de infantes, que me gustó bastante más y sin rubor creo poder considerarla obra maestra: Déjame entrar. Prefiero cortar aquí porque me requiere otro anciano, este de amores platónicos y sin gota de lucidez salvo en su propia fantasía: Don Quijote.

miércoles, mayo 20, 2009

Libros impuestos.


La Biblia y el Quijote son, por ese orden, los libros más vendidos en español. Ambos tienen un incuestionable valor, bien por motivos religiosos, bien por motivos literarios, o ambos entremezclados. Sin quitarles el mérito, creo que también comparten la condición de libros impuestos. El caso de la Biblia es relevante. Adorna muchos estantes, pero rara vez es leída. Tampoco es de extrañar. Yo empecé a leerla, pero me di por vencido, como con el Corán. No dudo de que pueda tener calidad literaria en ciertos fragmentos, pero no se lee como una novela, al menos a mí no me lo parece. Y además tiene pasajes que a cualquier persona con sentido común, al margen de su religión, debieran parecerles repugnantes. El motivo de su expansión es obvia. Este país, le pese a quien le pese, cada vez es menos religioso, pero el Vaticano tiene un buen granero en Centro y Sudamérica, en dura pugna con los saltarines evangelistas. Y por no hablar de la pujante comunidad latina de los Estados Unidos, la mitad de la cual está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Tan solo les superan los negros, lo que me parece acojonante; tantos años luchando por sus derechos y ahora resulta que no se los quieren otorgar a otros...

Puede que vuelva a la Biblia, al menos a algunos libros de la misma, pero ahora mismo estoy en el Quijote. Otro libro que suele coger polvo, relegado a la categoría de objeto que otorga cierto empaque cultural a quien lo posee. Hace unos años, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario de su publicación, se convirtió en un best-seller, como si de un niño con pijama a rayas se tratase. Que no se diga que las efemérides no influyen en nuestros actos consumistas. Cuesta creer que, en un país que no levanta el vuelo en sus hábitos lectores, todos los que adquirieron esos dos tochos de cuatrocientas páginas vayan a tragárselos.

Pero no será porque sea aburrido. Lo que pasa es que es un libro que, a base de ser impuesto, puede llegar a ser detestado. Y eso es censurable. ¿O es que acaso este libro debe de ser un símbolo nacional y cualquiera por el hecho de ser español debe leerlo? No lo creo yo. Al Quijote se lo han apropiado diversas tendencias, desde el romanticismo hasta el comunismo ruso pasando por el del propio Fidel Castro, así que el nacionalismo español exacerbado no se iba a quedar atrás. Pues no, yo no creo que debiera imponerse en el bachillerato a menos, desde luego, que fuera una libre elección del alumno. Por eso detesto yo las matemáticas, porque me las metieron con calzador cuando yo no tenía la menor intención de pasar de la tabla multiplicar (que no recuerdo muy bien) Ahora, en Filología Hispánica, no cabe duda de que la elección que hemos tomado es voluntaria, y yo estoy disfrutando su lectura mucho más que lo hice la primera vez.

Sin embargo, yo no soy un fan acérrimo. Si tengo que citar una novela que me haya marcado, esa sería El señor de los anillos, que habla de magos, caballeros y todas esas cosas de las que se burla Cervantes. Prefiero la fantasía al realismo, y en eso he de creerme más Quijote que Sancho. Como gran novela española soy más partidario de La Regenta. Me parece más madura, más compleja, y en cuanto a temática me atrae más. Del Quijote hicieron hasta una serie de dibujos animados, cosa que de la Regenta tengo dudas... Pero bueno, pese a todos esos prejuicios que os hayan inculcado en la escuela, os recomiendo que otorguéis una oportunidad al ingenioso hidalgo. Es una novela amena, divertida, y se debe degustar como un placer, no como imposición. La literatura como mero placer estético, eso decía Kant, así que seguidle que más vale una frase suya que todo lo que pueda yo contaros.

domingo, mayo 17, 2009

Día Internacional contra la LGTBfobia.

Hoy hace 19 años que se eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades de la OMS, por más que les pese a quienes creen que se hizo por motivos políticos. Por eso hoy es el Día Internacional contra la LGTBfobia, y mientras comía esperé a ver si los informativos se hacían eco de la celebración. Lo primero fue el fútbol, desde luego (ya lo comenté el otro día, panem et circensem) Luego dio la mala suerte de que la fecha coincidiera con el Día de Internet (ya veis, 365 días al año y en todos hay overbooking) Eso tampoco es cuestión baladí, que si no fuera por Internet yo no estaría escribiendo esto. Fue pasando el tiempo, y cuando pusieron un festival de hip-hop yo ya perdí toda esperanza. A destiempo. Justo antes del estreno del Ágora de Amenábar en Cannes, emitieron un breve reportaje desde la plaza Vázquez de Mella sobre el motivo de la transfobia, así como imágenes de un pasacalles por las ídem de Chueca. ¡Menos mal!
Este día ha coincidido, casi, con la final de Eurovisión, un certamen que, le pese a quien le pese, cuenta con un gran apoyo dentro del mundo LGTB. Aprovechando el evento, el movimiento gay de Moscú trató de manifestarse para reclamar sus derechos, y les llovieron hostias a tirios y troyanos, incluyendo a las cámaras de una TVE que lleva esta semana con un gafe descomunal. El hecho de que la marcha no estuviera autorizada no justifica semejante brutalidad. ¿Y cómo iba a estarla? El señor alcalde de Moscú debe de ser un homínido con tics estalinistas, pues dice que los homosexuales son como armas de destrucción masiva. ¡Por Libia! Si quiere ver destrucción, que se mire al espejo, tanto él como todos los politicastros cuya valía no debiera capacitarles ni para trileros de feria. Es una vergüenza que un país como Rusia, miembro del G8 y de todos esos clubs en los que se está por dinero más que otra cosa, se rebaje al nivel de Arabia Saudí, Irán y demás estados del Medievo.
Si la LGTBfobia necesita ser combatida es, precisamente, porque une más que el pegamento, por encima de ideologías enfrentadas. Lo de Oriente Próximo es todo un ejemplo. ¿Cuál es el único motivo que podría poner de acuerdo a cristianos, judíos y musulmanes, quienes suelen dirimir sus diferencias a sangre y fuego? Pues, sí, prohibir la marcha del Orgullo Gay en Jerusalén. Una extraña solidaridad provocada por el mismo pensamiento sectario. Así pues, confío en que esta fecha se vaya extendiendo en los próximos años. Merced a estos contrastes que tiene la vieja Europa, tras la barbarie de este año para el próximo el concurso se celebrará en una capital nórdica, tolerante y moderna, como Oslo. Y yo me alegro, porque me gustaría visitar ese país en lo sucesivo. Por lo que se refiere a España, que vuelva el chiki-chiki o bien mandemos al cuerno este espectáculo en el que siempre tendremos pase VIP.

viernes, mayo 15, 2009

La mala educación.

Si la gente llega a detestar la política es por su capacidad de extenderse a todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo en el cine, con ese Festival Internacional de Cine Históricu del Reinu de Llión que empieza hoy. Conste que es positivo que una ciudad con este bagaje cultural tenga festival de cine. Pero el cine no es el espectáculo nacional de España, sino el fútbol. Y lo de este deporte a veces da risa, y a veces pena. Veamos lo de la final de la Copa del Rey. A mí me avergonzó. No me emociona ni nuestro himno, ni nuestra bandera, ni la figura de los Reyes (sobre todo de la Reina), pero aún así es cuestión de respeto. El respeto que se está perdiendo en muchos terrenos del día a día, y en el deporte más. ¿Qué pensaría sobre esto alguien como el hermano Tomás, con su apocalíptica filosofía? Él afirmó que el deporte es una escuela de valores. Pero, además, siempre ha afirmado que el fútbol es un deporte de barriobajeros. En contraposición al balonmano, desde luego. Pero, ay hermano, este noble deporte nunca ha sido de masas, mientras que el fútbol desata pasiones ciertamente barriobajeras, y bastante mala educación. Pero lo peor de todo es que muchas veces ello es provocado por sus adalides, que son los primeros en decir sandeces y en ocasiones consentirlas. Ya no es la pitada al himno sólo, es que hay cosas peores: los gritos simiescos hacia los jugadores negros, o el Guti, Guti, Guti, maricón (posiblemente lo sean quienes nadie espera) Quiero pensar que todo ello es obra de una minoría, porque lo contrario me hundiría en la desesperanza.
Pero ya no hablo de espectáculos como el fútbol. La mala educación también ha llegado, y cómo, a la universidad. Durante sendos exámenes tuve que soportar, en algún momento, a individuos que se comportaban dentro del edificio como lo harían fuera, en la espicha. Y hoy ya fue el colmo del surrealismo. Como sea que el calor ha vuelto, estábamos dando clase con la ventana abierta cuando comenzó un soniquete machacón, de megafonía, que se mezclaba con las palabras de la profesora, distrayendo tanto a ella como a nosotros. Resultaba que el bus antiabortista había llegado al campus, rojo como los de Londres, con voluntarias también encarnadas de la cabeza a los pies. Por si no nos enterábamos a la primera, toda la hora estuvieron recordándonos la concentración que habrá hoy a favor de la vida, bla, bla. Me parece estupendo, salvo la manera de llamar la atención de estudiantes en pleno mes de mayo. A mí tampoco me gusta el aborto, pero mucho menos lo que ellos significan. Estaría muy bien tener hijos si pudiera ofrecerles una educación no empañada por este tipo de distracciones. Así que, señores, no caigan en contradicciones. Que para eso están los políticos, como ese Rajoy tratando de ser centrista y luego pasando por el Constitucional cada vez que no sabe arreglar la papeleta.
Hablando de embarazos, hoy se estrena el tercer capítulo de Pigmalión. La espera desde el segundo se me ha pasado volando, es que ni la he olido entre exámenes y fiebres. Ahora mismo me encuentro esperándola como... Pues sí, como agua de mayo, a qué negarlo. Je,je. Que lo disfrutéis:

http://www.pigmaliontv.com/

miércoles, mayo 13, 2009

De absentismos.

Aunque menos virulenta que la de Navidad, esta fiebre es persistente y, fluctuando como un Guadiana, me ha acompañado hasta el mismo día de hoy. Confiemos en que la segunda visita al médico, más agradable que la primera y en la que infancia y senectud eran extremos que se tocaban, sirva para desterrarla al menos hasta el advenimiento de la holganza veraniega.
Me acompañó también en al menos uno de los dos exámenes, y es algo en lo que no recuerdo muchos precedentes. Sobre todo porque era el peor examen que hemos tenido este curso. El pequeño creo haberlo aprobado, pero el de ayer ya era una odisea que abordé bastante bien para mi estado. Los pocos candidatos a superarla nos sentamos en mesas de becarios, sin ninguna vigilancia. Lo mismo podíamos haber sacado la petaca de whisky que copiar con libertad, tal fue la fe que nos dispensó el profesor. Conmigo no era necesaria, y creo que con el resto tampoco. Yo copié en Matemáticas porque me fueron impuestas y desde siempre supe que no eran mi vocación, tan solo un obstáculo; pero esta carrera me gusta y la he elegido tanto por placer como mirando al futuro. Absurdo resulta copiar cuando venimos a aprender... No saqué nada más que el termómetro, eso sí.
La corrección de un examen rara vez es objetiva, por ello la temo después del toque de atención que ese mismo profesor nos dio esta mañana. Y era con motivo de la asistencia a clase. Yo, cierto es, poco he faltado para lo que llevo encima. Podría, quizá debía, haberme quedado esta semana en casa, pasando de exámenes y de lo demás, por ver si esta infección iba remitiendo, pero no lo hice. En parte porque he comprobado que en ciertas asignaturas de esta carrera se da una importancia a la asistencia mayor que en el propio colegio. Y no me estoy refiriendo solo a las experimentales del Plan Bolonia, aunque estas también te pueden mandar a casa con la excusa de ser una clase no presencial. Del resto también hay algunas en las que pasan lista, e incluso en las que no pasan muchas veces ese factor es tenido en cuenta a la hora de poner la nota. A mí en ocasiones me ha beneficiado, no lo negaré, aunque en general me parece impropio de esta institución. Debería puntuarse tan solo por el conocimiento.
Cuando una asignatura es más compleja, como la de ayer, un método de asegurarse el aprobado puede ser la asistencia y hacer los deberes, por así llamarlo. En el caso contrario, en una asignatura fácil quizá no puedas aspirar a la Matrícula porque faltaste algunos días, por motivos a veces justificables, a veces no. Porque los profesores muchas veces meten en el mismo saco a todos: a los que no acuden por enfermedad, a los aquejados de simple vagancia o quienes realizan un viaje cuya ocasión no pueden perder, como el mío de Estocolmo. El problema no es la falta de asistencia, creo yo, sino la falta de matriculados. En una clase de ciento treinta alumnos, ¿a quién le va a importar que falten veinticinco? Pero comprendo que en la nuestra, la perspectiva de dar clase a tres puede ser poco esperanzadora. Aunque también hay quien lo hace sin inmutarse...
Yo creo que el ir a clase no es una obligación. Es un derecho, porque nosotros hemos pagado créditos para asistir. Y también puede ser, por qué no, un placer, porque nosotros hemos escogido con plena libertad (al menos yo) esta carrera, y espero que todos lo hayamos hecho por el deseo de ampliar nuestro conocimiento en materias que nos gustan. Que todas las asignaturas no nos van a gustar por igual, eso está claro. Aún no hay carreras a la carta, y muchas veces el hecho de que te guste o no una materia depende de cómo sea impartida.
Por cierto, muchas veces los profesores también hacen absentismo sin devolvernos las horas por las que hemos pagado, así que el problema no siempre está en el mismo lado. En fin, mañana y pasado me personaré en las pocas horas que me quedan, y ya el fin de semana se podrá descansar sin el peso de unos exámenes para los que aún falta un mes.

domingo, mayo 10, 2009

Unos que vienen, otros que se van.


¡El tiempo está fucking crazy! Y yo debo de estarlo, también, porque empecé la semana clamando para que volviera la lluvia y, hoy mismo, me gustaría que luciera un sol apropiado para terracitas de verano. La contradicción tiene su lógica. Llevo varios días encerrado por la fiebre, y justo hoy que ya estoy recuperado, se pone a... ¿Granizar? ¡Vaya semanis (cuasi) horribilis! Pero aún puede tener final feliz, lo sabremos sobre todo a partir del martes.

Hablando de finales felices, este fin de semana mi estado anímico solo me dio para ver Más allá de los sueños, espantosa y repetida traducción de Bedtime Stories. A Adam Sandler le he evitado casi siempre, pero en esta me gustó, porque es de la casa Disney al estilo tradicional, una comedia familiar con mucha fantasía y bien elegidos intérpretes. La moraleja inevitable es si en la vida alguna vez puede haber un final feliz. En la película sí, que para eso es de la factoría del ratón; yo, más escéptico, de momento me conformo con que no regrese la fiebre. Y que ciertos futboleros maleducados no me arruinen un sueño que necesito, porque el examen es a las ocho de la mañana. Sí, otra de las absurdeces de este florido mayo...

viernes, mayo 08, 2009

Sicko.


No he visto aún el último documental de Michael Moore, que me regaló Paco por Nochebuena y cuyo estreno en España se ha retrasado hasta este mes. Sí me han contado cosas del argumento y solo espero que, dentro de la tendencia que el director tiene de irse a lo extremo, no haya presentado a Europa como un paraíso sanitario. Le da mil vueltas a Estados Unidos, sí, pero también tenemos nuestras carencias.

Es por eso que yo ayer me resistía a ir a la consulta de la médico (creo haber indicado bien el género) Sospechaba que llegaría a esperar el máximo de una hora para luego salir tan rápido como tarde había entrado. Casi exacto del todo. Y no es que me importen mucho las esperas. La de ayer sí porque tenía que estudiar, cosa que hice después de la consulta. Pero una espera se puede hacer amena si se tienen instrumentos para ello y a tu alrededor gozas de un ambiente apropiado. No, por lo general, en una sala de espera de ambulatorio.

Hay algo que no entiendo respecto a la economía temporal de las visitas. No es que quiera comparar un sitio así a un supermercado, pero tienen paralelismos pese a todo. En el súper hay cajas rápidas, de esas para si llevas una barra de pan aunque siempre haya gente que no haya visto Barrio Sésamo al respecto. Y, yendo tan ligero de compra, nunca se te ocurriría ponerte detrás del pedido de dos carritos. Pero en el ambulatorio, amigos, todos vamos a la misma cola. Y, si a alguien le tienen que vendar como a la momia de Tutankamón, habrá que esperar igual aunque veas que de las otras consultas la gente va entrando y saliendo de continuo.

Eso me pasó ayer. Esperé hasta que salieron dos personificaciones de las Moiras, y tras ello comenzó la opereta de pasar lista, en plan Martes y Trece, con el eterno paciente cabreado porque cree que se le cuelan. Detrás de mí iba un anciano que, por localizarme, se sentó a mi lado. Yo, previendo que su compañía no iba a serme grata, estuve a punto de levantarme pero ya estaba felizmente instalado y no quise desistir por ese contratiempo. Que nadie me acuse en balde de no respetar a la gente mayor. Vaya sí lo hago pero, si para llegar a ese estado hay que acabar así, prefiero no llegar.

Lo mejor para aislarse es un iPod (aunque haya quien no sabe lo que es y por tanto insista en iniciar una conversación que nadie ha pedido) Y luego, por no perder más el tiempo, saqué una obra de Aristófanes absurda y grosera, como absurda y grosera fue la situación que me tocó vivir. El paisano olía a orines, y yo pensé entonces que la mascarilla no solo serviría para evitar la gripe porcina. Su único entretenimiento era mirar un Casio, similar a los que usan en Pigmalión. Aunque me cuesta ver al señor persiguiendo a alguien a garrotazos...

En fin. Yo llegué, me miraron la garganta y me dieron una receta. Punto. Nada de cháchara improcedente. Ni siquiera pedí que me revisaran la cicatriz de ese quiste gracias al cual llegué a detestar dicho ambulatorio. La profesionalidad no solo está en el bando de los doctores. Los pacientes también deben poseerla. Mala es la soledad, pero un médico no es un confesor. Pudiera serlo si le conoces de toda la vida y tiene una clínica privada, como el de nuestra infancia; pero es penoso que, porque alguien se ponga a contarle sus penurias, le esté quitando tiempo a personas que quizá requieran más sus cuidados. Quizá sostenga esto porque soy joven y más o menos sano, es posible, en todo caso no estoy haciendo un dogma de fe. Hablando de viejitos, ya os contaré las andanzas de uno asiduo del autobús, una especie de Casanova con aspecto de centenario.

En fin. Me encuentro mejor, por suerte, así que voy a continuar con mis tareas. Que dure al menos dos mesecitos...

jueves, mayo 07, 2009

Pronóstico equivocado.

Ahora lo entiendo. No era el calor lo que me estaba afectando, sino otro tipo de calentura interna, la fiebre. Ayer por la tarde ya la comprobé sin duda. Debe de ser una gripe corriente, no muy poderosa, y carente de naturaleza porcina. Vaya... Si me llegan a poner en cuarentena al menos eso me hubiera servido para promocionar Pigmalión, viniera a cuento o no con el tema de la puñetera gripe.
Este comienzo de mes es un poco surrealista. Primero tengo que anular el viaje a Zaragoza por los exámenes. Ahora mismo no tengo fiebre, pero eso no me salvará de la visita al médico en breve, porque sino lo segundo podría ser la propia anulación de los exámenes. Antes los virus solo se presentaban por Navidad, respetando mi horario lectivo. Ahora no solo no lo respetan, sino que aparecen en los peores momentos. Bueno, al menos me respetaron alguna estimulante parte de la semana... En fin. Confiemos que entre hoy y mañana esté derrotado.

miércoles, mayo 06, 2009

Que vuelva el frío...


¡Por Libia! Tanto quejarse de que si el invierno se estaba alargando mucho, de que el cambio climático era una patraña, y cuando llega el calor yo estoy deseando volver a contemplar cielos nublados (bueno, el día de la espicha me vino bien que hiciera sol, gracias a ello haré una obra de teatro) Y si llega, al menos que lo haga gradualmente, no en un anticipo veraniego cuando estamos en la peor fase del curso. A mí me afecta, y mucho, no son extrañas mis preferencias nórdicas. Estas noches he sufrido accesos de insomnio, pinchazos en la cabeza y algún otro también en el brazo; bueno, este último más bien relacionado con la premura que se dan los profesores a un mes del final, corriendo cual Chiquito de la Calzada tras los bisontes.

Yo no entiendo, ya lo comenté aquí, que con esto de Bolonia se quiera alargar el curso, como si eso fuera algo positivo. Tonterías. Si os lo diré yo, que ejemplos tengo: no por más clases se aprende más, sino porque estas se encuentren aprovechadas. Puede que esos amigos del norte tengan un tiempo más suave en el estío. Aquí en León no gozamos de clima mediterráneo, desde luego, pero cuando el sol le pega, le pega. Solo se lograría con ello fomentar el absentismo, a menos que se tomaran soluciones poco usuales.

Nuestra clase, de hecho, es como una sauna, y esa condición solo la alivia el que seamos poquitos. En tardes como esta yo propondría un nuevo vestuario, más adecuado con el espíritu de nuestra facultad: una túnica griega, y que fuéramos coronados de laurel, comiendo racimos de uvas. Si es mucho pedir, que nos dejen hacer top-less, tanto a los hombres como a las mujeres (todo son pechos, más o menos desarrollados) Y si no, clases por el Aula Virtual, como a esas que vinieron con un amago de gripe porcina. Podríamos darlas por el famoso Skype, y gracias a la webcam puedes ponerte en paños menores si la enchufas hacia tu cabeza.

Nada de esto servirá cuando tenga que repasar sendos exámenes este fin de semana, así que ruego a Apolo que nos otorgue, hasta finales de junio, alguna que otra nevada que alegraría sobremanera a Aznar y aquellos que dudan que este país será un erial en varias décadas (¡quizá no vivamos para verlo!)

Pues, hala, a tomar la fresca, yo voy a ver si me aplico un masaje cerebral.

lunes, mayo 04, 2009

Frivolidades.


Podría hablar de la esquizofrenia permanente que me produce un examen parcial mutante, que cambia de fecha día sí y día también, o quizá pudiera lamentar que entre ese y algún otro me hayan boicoteado mi segunda visita en este año a Zaragoza... Pero no hay que agobiarse, que es lunes. Si acaso esos temas los dejaremos para otra ocasión.

Hablemos de algo ligero, de algo con ese glamour que es el verdadero opio de nuestro pueblo, ante el cual no vale oponer nada: ni gripe A, ni gripe B, ni todo el resto de letras, aunque sean del Tesoro. Me vienen a la cabeza un famosillo de TV, y una famosa que aún no ha hecho gran mérito para serlo. Del primero casi no recuerdo el nombre, creo que se llama Gary Dourdan y es un negro (conste que uso la misma expresión que mi profesor de Literatura) que hace de secundario en uno de los CSI. En cualquier caso no le tengo mucha simpatía a esa serie, por motivos personales. Yo la única serie que sigo, nos ajo, es Pigmalión, supongo que la otra debe tener éxito porque si no me es imposible entender que le hayan cogido como imagen para promocionar la provincia de Castilla y León (no entraré aquí a valorar lo oportuno de esta unión, cosa que llevaría un tiempo)

De ese tipo no se nada, solo que le debe de gustar nuestro país porque ha aparecido en saraos varios, y siempre lo confundo con Lenny Kravitz. El anuncio, que vi de casualidad como todos los que veo, me provocó cierto sonrojo. Hace unos años, cuando aún estaban unidos, eran famosos y vecinos míos, se encargaron de la campaña Café Quijano, lo cual me parece más lógico. ¿O es que no hay famosos dentro de nuestra comunidad? Yo no se si este tal Dourdan sabría situar a León en el mapa, aunque quizá le hayan agasajado bien para llegar a un acuerdo. Empieza a hablar en el spot de los manjares de esta tierra, que si cecina, que si lo otro, y al final me parece como que estuviera hablando de autopsias y esas cosas de las que hablará en su serie. Bueno, peor hubiera sido que se la hubieran adjudicado al gordo de Perdidos. Ese ya no hablaría de cecina, sino que seguro que se comía la pata de la vaca entera...

Y como antes del Telediario siempre hay tiempo para frivolizar, gracias al Corazón de cambiantes estaciones, me enteré de que Elsa Pataky es la mujer más deseada por los españoles. No por mí, desde luego, aunque estoy acostumbrado a que mis gustos difieran un poco de la mayoría de mis compatriotas. Supongo que su marido no será el hombre más deseado, ni por varones ni por féminas. Bigas Luna, descubridor de Penélope Cruz, quiere otorgarla un trampolín a Hollywood precisamente con una historia de matices biográficos. Este señor, del cual visioné su última película a modo de cilicio, quiere hacer una trilogía. Por suerte, en una ataque de lucidez previo a la senectud, la segunda parte de la misma no será Juani va a Hollywood, sino DD Hollywood. Descubrió al fin que los poligoneros no van al cine, al menos no a ver películas que los retraten, y ha decidido cambiar de heroína: Diana Díaz, una actriz deseosa de triunfar en Hollywood como la propia Pataky. Así que preparáos, amigos, para algunos desnudos gratuitos de la diosa y cameos de estrellas venidas a menos, o que pasaban por allí. En fin, se acabó el tiempo de las frivolidades, ahora toca ver por dónde empiezo y, dentro de la esquizofrenia de la que hablaba al principio, lo más normal será que o no empiece o me pierda en ello.

sábado, mayo 02, 2009

Alarmismos.

Si no fuera porque ha causado muertos, este tema de la gripe de nombre cambiante me haría gracia porque tiene ciertos rasgos chistosos. El otro día estuve en una clase de Listening, ya sabéis, nos ponen una cinta con varios ingleses hablando como si se hubieran tomado unas cuantas pintas en el pub. Y, cuanto más viejos son, más borrachos parece que hablan. El tema de uno de esos ejercicios era precisamente el Ébola y se decía que, pese a ser una enfermedad muy llamativa, cada año la gripe común mataba muchos miles más de víctimas. Pero, claro, es algo común, y por lo tanto no vende ni es proclive a salir en los informativos.
No es mi intención, pues, burlarme de de un virus que en el peor de los casos puede llegar a afectarnos; sin embargo, no puedo evitar una sonrisa al ver las fotos de esas estudiantes que llegan de Méjico con pañuelos de Snoopy, o similar, a modo de mascarillas. ¡Y luego nos reíamos de Michael Jackson! Claro que quizá mi problema sea que, en el caso de que haya viaje de final de carrera, nunca propondría un destino tan lejano. Mi primera opción natural sería Grecia, para ver in situ todos esos sitios de los que nos han hablado hasta la saciedad en la carrera. Allí lo peor que podría pasarnos sería que empezaran a quemar coches a nuestro alrededor, o algo así.
A mí no me preocupan tanto estos virus que surgen de vez en cuando, todos ellos relacionados con algún animal doméstico, como los otros que, por rutinarios, apenas atraen la atención de los medios salvo excepciones. ¿Por qué no se insiste tanto con el sida, una verdadera pandemia y para la que, a diferencia de la gripe del gocho, no hay vacuna? Pero no, se baja la guardia y apenas se recuerda el uno de diciembre. Y la verdad es que hay transmisiones que, aunque sean de otro tipo, no por ello son menos peligrosas. Ya que Méjico ha sido el foco del contagio, recuerdo hace un par de años que la revista Zero mostraba una encuesta en la que se decía que dos de cada tres mejicanos varones no compartiría domicilio con un gay. ¡Vaya! Pues, que se sepa, hasta ahora no se ha demostrado que la homosexualidad sea una enfermedad contagiosa. Antes podría serlo la intolerancia, y esta sí que provoca muertes, no solo un centenar por año. De ahí que, cuando el año pasado vi ese peñazo de peli llamada El cielo dividido, me sorprendí al ver que los dos manitos se comían la boca en público como si estuvieran en la calle Pelayo. No se quién tendría más razón, si la encuesta o la película, en todo caso reconozco que yo en su día también canté lo de Matarile al maricón...
En fin, pues si de aquí a un tiempo yo también me veo con la mascarilla, me arrepentiré de estas líneas; el caso es que ahora solo me preocupa la fiebre sintáctica y teatral, en la que me sumergiré hasta dentro de una semana. Y vosotros ya sabéis, si lo de la gripe ya os machaca en demasía vuestros oídos, aquí tenéis un enlace directo para presenciar muertes más inofensivas, puesto que son de ficción:

http://www.pigmaliontv.com/capitulo02.html