domingo, abril 22, 2012

Comercialidad y personalismo.




En este puente todavía puedo permitirme tiempo no solo para la pereza, sino también para la reflexión. A raíz de acontecimientos como la charla a la que asistí con Víctor en Madrid, la celebración mañana del Día del Libro o diversos consejos por parte de amigos dispares, me he planteado muy mucho qué direcciones seguir en mi próximo quehacer literario. 
Por suerte, me gusta la variedad. Lo mismo escribo aquí, que un poema, o preparo una novela. Es en este último terreno, la narrativa, en el que me surgen más dudas. Ahora estoy haciendo el borrador de una novela. La considero una mezcla entre guión y novela, por su formato y porque fácil y económicamente podría ser llevada al cine. Ahora bien, eso no quiere decir que el tema sea comercial. No, es una novela más bien personal, como las anteriores, en la que plasmo asuntos poco cómodos para nadie y en la que el tema de la sexualidad, si no de forma gráfica (pues no me interesa), sí está presente en toda la atmósfera y las acciones que mueven a los personajes. 
Creo que tras cinco novelas escritas en primer lugar pensando en mí como destinatario (incluyendo a esta que no está terminada), debiera ampliar un poco mis miras. Buscar un número mayor de lectores no necesariamente implica tratarlos como iletrados, o escribir algo que no pueda entusiasmar al autor. Combinando comercialidad y personalismo, lo iré pensando a medida que me surjan ideas, y alguna ya ha aparecido, al tiempo que continúo con la otra novela que, construida en mi cabeza, con dos escenarios y pocos personajes, no tardará mucho, a priori, en ver la luz. No corren buenos tiempos para nada, tampoco para la literatura, así que mejor será ir explorando nuevas vías de reinvención. 
Y, para celebrar el Día del Libro, os dejo una foto de mi primera visita, muy provechosa, a la Biblioteca Nacional. 

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